Si pudiste descansar y disfrutar de unos días de vacaciones, al volver, tu hogar tiene algo de nuevo…o lo debería tener.
Quizás hayas visitado algún Monasterio o Iglesia donde has descubierto una imagen, un rosetón, un altar, que han despertado tu sensibilidad espiritual. Esta es la auténtica misión de todo objeto religioso; ayudarte a recordar con su presencia que dentro de ti existe una persona que siempre está atenta para acercarse a la bondad de Dios.
Por esta razón el arte religioso debe añadir a su belleza natural el mensaje que representa. No es un objeto más, es un llamamiento a hacer presente tu fe con su presencia. Poner a la vista en tu hogar alguna imagen u objeto religioso, no debe ser solo un motivo de decoración, que también, sino un acto de reafirmación en tus creencias, una forma elegante y sincera de demostrar que en esta casa vive una familia cristiana, que al entrar en cualquier rincón de tu hogar encuentres un nuevo motivo de reflexión, de bondad, de amor y por tanto de Paz.